Cuando hablamos de factores que pueden perjudicar a nuestra salud, hay grandes clásicos. Ahí está por ejemplo el fibrocemento, también llamado amianto o los compuestos orgánicos volátiles (COV). Pero hay otro del que se habla menos, que se produce de forma natural sin que el ser humano intervenga y que es igual de importante. Hablamos del gas radón.
El radón es un gas que se produce de forma natural, sin la intervención del ser humano. Este gas se libera de forma natural en el agua, las rocas y la tierra y son estos dos últimos los que guardan estrecha relación con nuestras casas. La importancia viene dada por el hecho que se trata de un gas radiactivo invisible y sin olor que puede entrar en la casa a través de pequeñas grietas y acumularse en el aire. Por eso es importante saber en qué zonas es más frecuente, cuáles son sus efectos y en caso necesario como protegerse.
Y es que al hablar de gas radón lo primero que hay que hacer es evitar caer en alarmismo pero sin que eso conlleve suavizar la importancia de un elemento que muchos asocian a términos como cáncer o muerte. Y es que el problema de este gas es la concentración en altas cantidades, algo que puede representar un riesgo para la salud y de hecho la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo cataloga como una de las principales causas de cáncer de pulmón. Así que lo primero que vamos a hacer es conocer cuáles son las zonas de España en las que este elemento es más frecuente.
El gas radón (Rn) es un elemento que pertenece a la categoría de los “gases nobles”, el elemento 86 de la tabla periódica .En este mapa que elabora el Consejo de Seguridad Nuclear se puede apreciar cuáles son las zonas de España en los que es más habitual la presencia de gas radón. No en toda la península este elemento está presente de la misma forma.
Se trata de un mapa que se ha creado a partir de mediciones realizadas en 12.000 viviendas que sirvieron para crear la medida del “potencial de radón”, a partir del percentil 90 de estas medidas en una zona particular. Dicho de otra forma, si se mide el radón en 20 casas, la medida será la propia de la segunda vivienda donde mayor concentración se detecte.
En el mapa, el radón aparece medido en Bq/m³ (bequerelios por metro cúbico) y en el mismo se establecen zonas de actuación prioritaria aquella que presentan 300 Bq/m³ o más. En España estas zonas de riesgo se concentran en la mitad oeste y especialmente en Galicia, donde el 70% del terreno entró en esta categoría. Junto a esta aparecen los Pirineos en buena parte de su extensión y algunas zonas en la costa catalana, Almería y Granada.
El radón es invisble. Es un gas incoloro (no tiene color), inodoro (no huele), insípido (no tiene sabor) que se genera de forma natural en el subsuelo por la descomposición de los minerales que hay en el subsuelo. En espacios abiertos el riesgo es mínimo, como señala el Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), pero en espacios cerrados en los que el gas se concentra todo cambia a peor.
Este gas es una fuente de radiación natural y no hay que confundir el que sea natural con el pueda llegar a ser perjudicial. En ciertas concentraciones resulta nocivo para la salud de las personas y esto tiene especial importancia en espacios cerrados en los que se pueden formar concentraciones mayores. Es el caso de construcciones, dónde la poca aireación puede hacer que el gas que se filtra de rocas o tierra al interior se acumule. Y como es incoloro, inodoro e insípido... lo respiramos y no nos damos cuenta.
El gas radón puede presentarse de forma natural en tres formas isotópicas, dos de ellas (radón 222 y 220) de especial interés por se las que conllevan más riesgos. El radón 222, la más peligrosa entre ellas según el propio IAEA, puede producirse de forma natural como producto del decaimiento del uranio 238 o del radio 226. El primero de estos elementos puede encontrarse de forma natural en una gran variedad de terrenos, mientras que el segundo está presente ocasionalmente en materiales de construcción.
Dicho esto llegue a la pregunta del millón. ¿es peligroso para nuestra salud? Parte de la respuesta la hemos dado antes. Sí, el gas radón puede representar un riesgo para la salud si está presente en niveles elevados en el interior de los edificios. Cuando el radón se acumula en espacios cerrados, como casas y edificios, puede inhalarse y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, especialmente en aquellos que fuman.
Por eso, en muchos casos se suele comparar este gas con el tabaco y sus efectos nocivos para la salud. En este sentido hay un dato curioso y es que Orense es la provincia con más incidencia de cáncer de pulmón en personas no fumadoras. Así lo explica Xoán Miguel Barros Dios, director del Laboratorio de Radón de Galicia y profesor de Salud Pública de la Universidad de Santiago: "es la segunda causa de cáncer pulmonar en las personas fumadoras y la primera en las no fumadoras".
De hecho, tal es la incidencia de este gas, que la Comisión Europea elaboró el Código europeo contra el cáncer, que quiere servir a modo de guía informativa a la población y que tiene un punto dedicado al gas radón.
Y es que la exposición prolongada al radón puede aumentar significativamente el riesgo de cáncer de pulmón, algo que confirman desde la OMS al afirmar que "el riesgo de este cáncer aumenta en un 16% con cada incremento de 100 Bq/m3 en la concentración media de radón a largo plazo", por lo que es importante tomar medidas para reducir la concentración de radón en interiores, especialmente en áreas donde los niveles son conocidamente altos. Hasta el Ministerio de Sanidad tiene una guía dedicada a los efectos nocivos del radón.
Para conocer si en nuestra vivienda está presente el gas radón no queda más remedio que elaborar las mediciones oportunas. Lo normal es para tomar estos datos se use un medidor de gas radón (se pueden encontrar incluso en Amazon) y debido a que los niveles de radón pueden ser cambiantes, desde el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y el nuevo CTE (Código Técnico de la Edificación), por Real Decreto 732/2019, de 20 de diciembre, se aconseja que estas mediciones se prolonguen durante al menos, tres meses para que la cifra resultante sea lo más ajustada a la realidad posible. No obstante, hay casos en los que la medición se puede llevar a cabo con monitores de indicación directa medidas de corta duración (unas 24 horas) y en estancias sin ventilación.
Estas medidas tienen por objeto determinar la presencia de este gas en la vivienda y evitar que se supere el nivel de referencia anual de 300 Bq/m3 (mucho más que los 100 Bq/m³ que la OMS cita para prevenir el cáncer de pulmón). De hecho, las medidas del CTE deben de aplicarse obligatoriamente en los edificios de nueva construcción y también para cambios de uso o reformas en edificios situados en las zonas de riesgo.
Dicho esto, vivir en una zona con niveles altos de radón no significa que una casa puede verse afectada por la presencia de este gas. De ahí la necesidad de tomar mediciones para salir de dudas. Y si llegado el caso aparece, esto es lo que se puede hacer.
Si tras realizar las oportunas mediciones se advierte la presencia de este gas en casa, se pueden adoptar distintas medidas. En casos en los que no se alcancen los 100 Bq/m³, se establece que se trata de una cantidad moderada, por lo que basta con ventilar con regularidad y tapar cualquier grieta o fisura que pueda estar permitiendo que el radón entre en la casa desde la pared o suelo. En este sentido la silicona puede ser un buen sellador.
Si la cifra resultante es mayor, las medidas a tomar serán otras y así por ejemplo se pueden usar membranas anti-radón en la cimentación antes de hacer la casa (si es una construcción nueva) y si es para una reforma, utilizando forjados sanitarios ventilados, que son una especie arquetas para la extracción de gas radón, algo así como unos agujeros que se hacen en el subsuelo para extraer el gas hacia el exterior antes de que penetre en casa.
En caso de viviendas en las que no se vaya a llevar a cabo reforma alguna, se podrá instalar un sistema de ventilación forzada que lo que hace es renovar el aire viciado del interior, cogiendo aire limpio del exterior y de esta forma se elimina el radón.
Por lo tanto, no hay que crear alarmismo con el gas radón, pero si tener muy claro que está ahí, que puede afectar a nuestra salud y que es necesario tenerlo bajo control, sobre todo si vivimos en una zona de alto riesgo.
Fuente: www.xatakahome.com
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