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Amianto en Euskadi

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Hace un año, Jesús Uzkudun transmitía a NOTICIAS DE GIPUZKOA su preocupación por la elevada mortalidad producida por el cáncer profesional, que “mata diez veces más” que los accidentes de trabajo. La advertencia del veterano sindicalista de CCOO, gran experto en salud laboral, cobra pleno sentido si se atiende al incremento de las muertes por amianto producido en los últimos años, en los que se empieza a tomar conciencia de la magnitud de un problema cuyas peores consecuencias están por venir. Este mineral, primera causa de mortalidad en el trabajo, ha acabado con la vida de nueve personas en la CAV en lo que va de 2015. Y esta es solo “la punta del iceberg”, avisa Uzkudun. En vísperas del Día Mundial de la Salud Laboral que se celebra mañana, Uzkudun hace un llamamiento a reforzar los esfuerzos destinados a aflorar y sobre todo a prevenir las enfermedades profesionales derivadas de la inhalación de sustancias cancerígenas, entre las que el amianto tiene un papel protagonista. El perfil industrial de la economía vasca agrava un problema de proporciones mundiales. Se calcula que 125 millones de personas trabajan en contacto con amianto en el mundo, todos ellos con una probabilidad muy alta de sufrir un cáncer de pulmón. En Europa el número de muertes en el periodo 2002-2037 se prevé entre 250.000 y 400.000, principalmente a causa de un mesotelioma -cáncer de pleura-, que es letal en un año. El amianto se utilizó en Euskadi sobre todo en los años 60 y 70 del siglo XX, tanto en la construcción como en la fabricación de ropas y materiales resistentes para la industria. La legislación estatal prohibió su uso en 2001, pero para entonces el mal ya estaba hecho. Unos 25.000 trabajadores vascos han estado en contacto con amianto en los últimos 30 años, de los que un tercio morirá prematuramente, según cálculos realizados hace unos años por el propio Uzkudun. Ahora reconoce que se quedó “bastante corto” al fijar esa cifra y que seguramente los afectados sean muchos más. El sindicalista vasco se apoya en un estudio de la Universidad de Granada para dar una cifra significativa: en el 95% de los mesoteliomas y cánceres de pulmón no se declara su origen profesional. Es decir, en la mayor parte de casos no se establece una relación directa entre la enfermedad y el amianto lo que, además de perjudicar económicamente a los afectados y a las víctimas, es un obstáculo en la prevención de nuevos casos. “A mí hace años me acusaban de causar alarma social, ahora empiezan a pensar que igual tenía razón”, recuerda el experto vinculado a CCOO, que reclama más implicación por parte de empresarios, instituciones y también de otros sindicatos para frenar “esta epidemia que no se declara”. “No hay una comprensión real de lo que supone este problema. La Comisión Europea ha mandado eliminar todo el amianto de los edificios para 2030 y aquí aún no tenemos hecho ni un inventario. Estamos trasladando el problema a generaciones futuras”, lamenta. Uzkudun se refiere al amianto acumulado en edificios y pabellones industriales que aún no ha sido retirado. “Todos los edificios construidos en los 60 y los 70 tienen tuberías de fibrocemento”, indica, aunque tranquiliza explicando que, mientras no se manipule, el riesgo no es tan alto. Y menciona el caso de un edificio de Donostia en el que, tras cortar una tubería con rotaflex, aún quedaban fibras tóxicas quince días después. Uzkudun se refiere también al caso de una de las fallecidas este año, que nunca había trabajado en una fábrica pero residía muy cerca de una planta en la que se detectó la presencia del mineral. En una comisión en el Parlamento Vasco en 2012, Ángel Carcoba, otro de los mayores expertos a nivel europeo, explicaba que el 71% de los afectados se corresponden con una exposición laboral, un 18% son vecinos de fábricas contaminadas y el resto enferman por contacto con familiares. Carcoba afirmó entonces a este periódico que “hay amianto en colegios, hospitales, estudios de televisión... incluso puedes tener la mala suerte de pasar cerca de una tubería mientras la están cortando e inhalarlo”. Cada persona reacciona de manera muy distinta y una exposición prolongada no afecta a todos por igual. En cambio, Uzkudun advierte de que, en el peor de los extremos, inhalar una simple fibra invisible puede suponer que se acabe desarrollando un mesotelioma. Osalan cuenta con un registro voluntario en el que se recogen los casos de más de 5.700 trabajadores que han podido estar expuestos al amianto, de los que más de 4.000 están jubilados, así como una lista de cerca de 250 empresas que han trabajado con esta sustancia. El Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral anunció en febrero un plan de formación de técnicos en colaboración con los ayuntamientos para detectar amianto en los edificios en los que se hagan reformas. Uzkudun denuncia en cambio que en Euskadi “no hay un estudio real” acerca de qué empresas o edificios tienen amianto, y señala que el primer paso tiene que venir por ahí. Recientemente la asociación de afectados Asviamie lamentaba que solo cuatro municipios de la CAV -Hernani, Ordizia, Urretxu y Portugalete- han hecho estudios en profundidad para conocer la presencia de esta sustancia. Por otro lado, el sindicalista vasco recuerda a los empresarios que una buena prevención puede ser incluso rentable económicamente. “Cuando ganamos un juicio y la empresa tiene que pagar indemnizaciones, los empresarios se quejan de que les hunde la empresa. Pero si con el 10% de lo que van a pagar se podría haber hecho prevención”, afirma. Solo el año pasado, la asociación de afectados de Euskadi contabilizó 27 fallecimientos a causa del amianto, y son ya nueve los producidos en lo que va de año. El número crece con el paso de los años. Y lo peor está por llegar. Dado que el periodo de latencia de las enfermedades causadas por el amianto puede alcanzar los 30 años, se espera que el pico de afectados llegue a partir de 2020. Una de las peleas de Asviamie es que se cree un fondo de compensación para aquellos enfermos y sus familias cuya empresa ha desaparecido. Este es el caso de un buen número de afectados, dado el largo periodo de latencia del mesotelioma. Este es un sistema que funciona en otros países europeos, y desde Euskadi, incluido Osalan, se viene reclamando su constitución también en el Estado español. En todo caso, Uzkudun cree que Euskadi, el territorio del Estado donde más cánceres causados por amianto están aflorando, “debe dar ejemplo” y crear su propio fondo de compensación que abra el camino al resto del Estado. En el plano individual, los controles son fundamentales para una detección precoz. También en este punto se avanza, aunque más lento de lo que se debería. Cerca de 7.000 vascos están inmersos en un plan de vigilancia para detectar a tiempo la enfermedad, aunque Uzkudun se queja de que a muchas de estas personas “no se les está llamando” para pasar controles y reclama mayor implicación a Osalan y Osakidetza. silicosis La sílice es otro gran enemigo de la salud laboral. El contacto con esta sustancia puede acarrear enfermedades de distintos grados con síntomas que van desde la fatiga hasta en el peor de los casos el desarrollo de un cáncer de pulmón. Aunque la silicosis siempre ha sido un mal asociado a la minería, están comenzando a aparecer casos en Euskadi sobre todo entre empleados de marmolerías que han trabajado con materiales con cuarzo, que posee un alto porcentaje de sílice. Un grupo de afectados de Euskadi creó hace unos años una asociación, Silikosia, buscando dar a conocer el problema y sobre todo mejorar las medidas de seguridad en las marmolerías para evitar nuevos casos -“con una simple mascarilla esto se puede prevenir”, dice a este periódico un afectado-. La sílice no es tan letal como el amianto, siempre que la enfermedad se detecte a tiempo y con el correspondiente control médico, pero sí condiciona la calidad de vida y en muchos casos incapacita para el trabajo. Los afectados denuncian también que las empresas para las que trabajaron han cerrado por lo que no hay nadie a quien reclamar y que se haga cargo de sus indemnizaciones. Además, no siempre resulta sencillo demostrar el origen profesional de la enfermedad, y es frecuente que los sindicatos denuncien que las mutuas tratan de “ocultar” la vinculación entre la enfermedad y las condiciones en las que trabajó el afectado. En este sentido, CCOO de Euskadi ha hecho público recientemente que en 2014 “sacó a la luz” más de un centenar de enfermedades profesionales “que estaban ocultas y que pasaban por enfermedades de origen común”. Amianto El origen. El amianto o asbesto es un mineral con múltiples propiedades que ha sido utilizado sobre todo en la construcción, en especial en las décadas de los años 60 y 70. La legislación estatal prohibió su uso en 2001 tras ser reconocido como agente cancerígeno. Afectados. Según cálculos de Asviamie, en la CAV hay unas 25.000 personas que han estado expuestas al amianto en los últimos 30 años, todas ellas con una alta probabilidad de desarrollar un cáncer de pleura o de pulmón. Jesús Uzkudun, quien realizó ese cálculo, cree que sus cuentas se quedan “bastante cortas” y a día de hoy asegura que el número de afectados es mayor. En 2015 han fallecido nueve personas en la CAV y en 2014, 27. En Europa se estima que entre 250.000 y 400.000 personas morirán por exposición al amianto entre 2002 y 2037. Inventario. Los expertos piden un inventario para determinar en qué edificios hay amianto, ya que Bruselas exige su completa retirada para 2030. Hasta ahora solo cuatro municipios vascos han realizado un mapa del amianto. Osalan tiene registradas a 5.700 personas que han estado en contacto con amianto, la mayoría ya jubiladas, y una lista con 250 empresas contaminadas. Sílice Marmolerías. Están apareciendo en Euskadi cada vez más casos de silicosis, enfermedad tradicionalmente vinculada a la minería. El corte en seco del aglomerado de cuarzo es el principal causante de la enfermedad, que en el peor de los casos puede derivar en un cáncer. Fuente: www.noticiasdegipuzkoa.com http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2015/04/27/economia/el-amianto-sigue-matando-en-euskadi

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