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El 'boom' de peticiones para retirar amianto en Catalunya lleva a las empresas al límite de su capacidad

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Las empresas dedicadas a la retirada de amianto en Catalunya trabajan al límite de su capacidad. Lo que hace apenas unos años era un sector técnico y discreto dentro de la construcción vive hoy en una carrera contrarreloj. A la exigencia de los calendarios que fijan 2028 como límite para eliminar el amianto de los edificios públicos y 2032 para el resto, se suma una avalancha de ayudas y encargos públicos que ha disparado la demanda hasta niveles inéditos.

A esta presión institucional se añade el creciente interés de particulares y comunidades de vecinos, que, según las empresas del sector, están más concienciados tras la aprobación de nuevas normativas y la difusión de campañas informativas. “Cada día recibimos entre cuatro y cinco solicitudes de presupuesto”, explica la dirección de la empresa de desamiantado Urba Complet, que confirma un repunte sin precedentes en la actividad. “La gente empieza a ser consciente de lo que puede tener en casa, desde depósitos de agua hasta calderas”, apuntan.

“Las empresas están sobresaturadas”, confirma el director de ACM 2020 Consultoría y Diagnóstico de Amianto S.L., José Barrios. “Este otoño han salido proyectos de gran envergadura, como los de Badia del Vallès o la Fira de Barcelona, que han movilizado a prácticamente todas las compañías del sector. Hay mucho trabajo, pero también mucha presión por cumplir plazos”.

Construo es una constructora gerundense con experiencia en obra pública. En un par de años, ha triplicado el personal dedicado a erradicar amianto debido al incremento de peticiones. El asbesto motiva ya entre el 25% y el 30% de la carga de trabajo en la compañía y se ha adaptado para aspirar a que capitalice el 50% de los encargos. "Salen más licitaciones públicas para suprimir cubiertas y sustituirlas, pero aún debe salir el gran volumen, todavía estamos muy lejos de tocar techo", piensa Xavier Comas, gerente de Construo.

El efecto llamada de las subvenciones

El aumento de fondos públicos destinados a la descontaminación ha tenido un doble efecto: acelerar la eliminación del amianto, pero también tensionar la oferta. En Catalunya apenas una decena de empresas cuentan con certificaciones para la manipulación de este material peligroso, que requiere protocolos de seguridad, equipamiento y personal especializado.

"El 95% de las consultas que estamos recibiendo son de privados", estima Comas. No obstante, añade que, quizá de 50 presupuestos que elaboran al mes, solo "tiran adelante cuatro o cinco". "Todos están esperando subvenciones, muchos se quedaron fuera en la última convocatoria", recalca. En todo caso, no ha sido impedimento para que Construo haya pasado de quitar una sola cubierta al mes a poder llegar a desmantelar varias a la semana. "Hacemos muchas retiradas pequeñas, de 50 o 100 metros cuadrados, lo que ha supuesto un cambio importante en el tipo de trabajo que hacemos", comenta Comas. "Lo hacíamos esporádicamente y hace dos años nos pusimos de lleno, pero hemos querido entrar gradualmente y no de golpe, porque son muchos dolores de cabeza y hay mucho peligro para el personal", observa.

“Hay una sobresaturación clara, no solo por el volumen de proyectos, sino por la falta de mano de obra cualificada”, explica el director de la constructora Vilà Vilà, Ferran Vilà, una de las empresas más activas en el sector. “Hace cuatro años que formamos a nuestro propio personal para poder asumir este tipo de trabajos. Ahora tenemos 12 trabajadores especializados en tareas de desamiantado, y aun así la demanda nos supera”. Actuamente, tienen 400 trabajadores en total.

Vilà describe el momento como una oportunidad empresarial, pero también como un compromiso ambiental. “Para nosotros, es una ocasión de crecimiento, pero sobre todo una oportunidad de eliminar el amianto de nuestro entorno. Es una responsabilidad con la salud pública y con el futuro”, asegura.

La situación la confirma también el director de Urba Complet y gerente de Desacomplet, Xavier Asensio, una de las firmas catalanas más dinámicas del sector. “Estamos viviendo este pico de actividad con mucha tensión”, reconoce. “Hay mucha espera por las obras que están en licitación y eso genera incertidumbre, porque te cambia toda la estructura de la empresa según el volumen que consigas”.

Asensio asegura que la demanda se ha disparado hasta niveles nunca vistos: “Ahora mismo recibimos unos cuatro presupuestos al día, desde pequeños depósitos hasta proyectos industriales enormes. Si miras el mapa de licitaciones del Estado, cada dos días aparece una nueva vinculada a la retirada de amianto: en Valladolid, en Sevilla, en la Fira de Barcelona, etcétera".

La empresa, que ha pasado de 10 a 45 trabajadores en verano —el pico de actividad del año—, mantiene una plantilla estable de 15, aunque con oscilaciones constantes. “En unas semanas volveremos a ser 30, y si nos adjudican los proyectos de Badia del Vallès y la Fira, podríamos llegar a entre 80 y 90 empleados durante seis meses”, explica. “Cada lote de Badia requiere 16 personas y la Fira, al menos 20 más. Es un salto enorme”.

Formación y especialización, el cuello de botella

El incremento de encargos ha obligado a Urba Complet a reforzar la formación interna y rotar al personal para especializarlo. “Estamos preparando a los equipos tanto en revisiones médicas como en formación técnica”, detalla Asensio. “Alternamos a los trabajadores entre diferentes tipos de tareas de desamiantado: unos se centran en confinamientos y plastificación, otros en desmantelamientos complejos. Así, cuando lleguen las adjudicaciones, ya tendremos equipos listos”.

El director admite que el déficit de mano de obra es una preocupación generalizada. “Ahora mismo buscamos a cualquiera que quiera trabajar”, confiesa. “La realidad es que no hay suficiente personal cualificado. Muchos operarios se mueven entre tres o cuatro empresas grandes del sector, y formar a uno nuevo es una inversión. Algunos empiezan desde cero y otros se van especializando con el tiempo”.

En Construo también han pasado de que la plantilla reciba solo aprendizaje externo para trasegar el material a que se le imparta formación tanto dentro como fuera de la empresa. Comas echa en falta que se uniformicen criterios para aclarar en qué casos convendría más encapsular que retirar placas o tuberías con riesgo de rotura y dispersión de fibras, así como para unificar los requisitos que los ayuntamientos solicitan.

Fuente: www.elperiodico.com

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