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El amianto, un asesino silencioso en Galicia: "No había medidas de protección, no como ahora"

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La palabra amianto es un término muy conocido en Ferrol, entre otras zonas gallegas. Su uso ha sido prohibido en España en 2002, pero hasta esa fecha, su empleo como aislante estaba popularizado y, sus consecuencias, se han mostrado como mortales con el paso del tiempo para muchos trabajadores que se expusieron a él con escasas medidas de protección para su salud.

La Xunta de Galicia ha analizado esta semana los primeros expedientes de petición de certificados para poder optar a las ayudas estatales por sus consecuencias. Pero este camino es largo y tortuoso. Porque primero debe determinarse que es una contingencia y no una enfermedad común y, a partir de ahí, seguir dando pequeños pasos.

A todo esto, hay que sumar el hecho de que muchos de los afectados hayan trabajado para pequeñas empresas que, por la volatilidad económica, han ido desapareciendo y emergiendo otras sustitutas.

Una de las asociaciones más activas en la defensa de los afectados es la Asociación Galega de Víctimas do Amianto, con sede en el ferrolano barrio de Caranza.

"En la construcción naval era un aislante muy usado. Muchos trabajábamos en ella, y nos lo encontrábamos en el entorno del trabajo", declara uno de los directivos de la entidad, Guillermo Zaragoza, que añade: "La gente lo inspiraba porque no había medidas de protección, no es como ahora, y las que había, eran de aquella manera".

Cómo afecta el amianto

El problema del amianto es que, su exposición continua en los trabajadores, provocó que fuesen aspirando diferentes partículas, causando problemas derivados de ello en el ámbito respiratorio y derivando en cáncer y patologías similares, en concreto en las zonas de pulmón y laringe.

Las más graves, el mesotelioma o la asbestosis, también incrementan el catálogo de enfermedades derivadas de su exposición.

Las ayudas, insuficientes

En la actualidad, los afectados o sus herederos tienen dos opciones: optar a las ayudas convocadas a nivel estatal, o bien acudir a la vía judicial, en caso de no estar conforme.

Esta última vía es una de las más recurrentes, y precisamente para tratar de evitar sus retrasos y agilizar los plazos, se articuló esa línea de ayudas, que no está logrando los objetivos marcados.

"Las ayudas que dan son insuficientes, de hecho, nosotros vamos a tramitar pocas", confirma Zaragoza.

Una de las claves para poder acceder a estas vías es precisamente cómo está determinada la enfermedad, si como común o como profesional.

"Hay que tramitar un cambio de contingencia, es decir, si pasas de una enfermedad común a una enfermedad profesional. Con el daño tú puedes pasar a una enfermedad siempre que tenga un parámetro, que es un 69% de capacidad respiratoria", explica.

Este fondo de compensación reconoce cuatro enfermedades: fibrosis, asbestosis, cáncer de pulmón y el mesotelioma. Fuera de este abanico, el camino es más largo.

A todo ello, hay que sumar la tributación de estas situaciones, "que no es como si te tocara la lotería", concluye Zaragoza.

La mayoría de las solicitudes proceden de Ferrol

Precisamente por ese empleo en el sector de la construcción naval, Ferrol es uno de los epicentros de los afectados por amianto en Galicia.

Fuentes de la Consellería de Sanidade reconocen a Quincemil que "la mayoría de las solicitudes son de la provincia de A Coruña y el mayor número de afectados está en la zona de Ferrol".

La labor del gobierno gallego, según explican, es "formar el equipo de evaluación de las víctimas de amianto y evaluar los expedientes, con ello, proponer a la directora general de salud pública los certificados de patologías derivadas del amianto favorable".

Las indemnizaciones las abona directamente el Instituto Nacional de Seguridad Social. Los beneficiarios vienen recogidos en un real Decreto, que marca como tales a las personas que han obtenido el reconocimiento de una pensión de incapacidad permanente derivado por la contingencia profesional, a las que tienen derecho por sentencia judicial, a las que cuenten con el certificado correspondiente, e incluso a sus causahabientes si fallecieron sin presentar la solicitud de compensación si no cobraron ya una indemnización.

Fuente: www.elespanol.com

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