Alrededor del 60% de las reformas en edificios antiguos en España encuentran amianto de forma inesperada. Aun así, existen diversas maneras de evitar sorpresas durante las obras. Primero, es necesario entender el contexto histórico del amianto en España y en el mundo.
Antes de que la retirada del amianto se volviera una práctica común y fuera promovida, además de exigida por ley, esta sustancia fue ampliamente utilizada. En el siglo XX, el amianto fue el favorito en las construcciones. Las empresas lo empleaban en tuberías, tejados, aislamientos, empapelados, entre otros usos.
En aquella época, por supuesto, los estudios químicos y médicos sobre esta sustancia eran escasos. Lo que sí se sabía, sin embargo, era que el amianto poseía una gran capacidad aislante, de gran utilidad para países con amplias variaciones de temperatura como España.
Es importante destacar que, en los años 70 y 80, el amianto fue promovido en la sociedad española y mundial como una solución ideal para las grandes obras. Así, tanto edificios públicos como privados fueron construidos con este material. No obstante, se descubrió que el amianto supone serios riesgos para la salud, y su uso fue prohibido en la mayoría de los países.
En España, la prohibición de esta sustancia se estableció en 2002, aunque su uso ya había disminuido desde el año 2000. A partir de su prohibición, las construcciones dejaron de utilizarlo. Aun así, los edificios más antiguos todavía contienen amianto en concentraciones significativas. Por ello, cuando estos inmuebles son sometidos a reformas, existe una alta probabilidad de encontrarlo en su estructura.
En España, las reformas y la renovación urbana son cada vez más frecuentes. Ante el crecimiento de la sociedad, existe una necesidad evidente de llevar a cabo la renovación y regeneración de edificios y construcciones, tanto públicas como privadas. Esto también marca un hito en la evolución social, considerando que muchas de las tecnologías utilizadas anteriormente en la ingeniería han quedado obsoletas frente a las que existen hoy en día.
Actualmente, la mayoría de los municipios en España cuentan con planes de renovación urbana. Esto es sumamente importante y refleja una preocupación real por parte del gobierno en cuanto a la evolución y el desarrollo de la sociedad, apostando por la modernización. Sin embargo, este tipo de obras de reestructuración y renovación de edificios puede generar ciertos imprevistos.
Debido a la gran difusión del amianto en construcciones durante los años 70 y 80, aún se encuentra presente en muchos edificios. Su presencia es aún más común en las edificaciones que son objeto de renovación urbana. Esto provoca que una gran parte de las obras descubran la existencia de esta sustancia durante su ejecución.
Gracias a los cambios legislativos que se han producido en España, hoy en día es obligatorio presentar un informe técnico para realizar obras en edificios construidos antes de 2002. Esto se debe a que en ese año entró en vigor la ley que prohíbe el uso de amianto. Por lo tanto, debe realizarse una inspección previa a cargo de una empresa especializada. Si no se presenta este informe, la obra puede ser paralizada y se puede imponer una multa diaria.
Antiguamente, identificar la presencia de amianto era complicado, ya que se trata de una sustancia invisible a simple vista. Sin el apoyo de la tecnología, era imposible detectarlo y resolver su presencia. Afortunadamente, con los avances tecnológicos, hoy existen múltiples formas de identificar el amianto en los edificios, lo que evita confusiones y sorpresas durante las obras.
Tras descubrirse los efectos nocivos del amianto para la salud, se desarrollaron métodos específicos para detectarlo. El procedimiento tradicional consistía en análisis de laboratorio. Aunque es completamente eficaz, su proceso puede tardar hasta 10 días, dependiendo del laboratorio encargado.
Con el tiempo, surgieron tecnologías capaces de detectar la presencia de amianto en cuestión de minutos u horas. Actualmente, se pueden utilizar escáneres portátiles que ofrecen resultados en tan solo 2 horas. Además, los drones con espectrometría son ideales para identificar amianto en los tejados, proporcionando resultados rápidos y precisos.
Aunque existen múltiples formas de identificar la presencia de amianto y es obligatorio presentar un informe técnico, los accidentes pueden ocurrir. Es muy posible —y frecuente— que un operario perfore por error una placa de fibrocemento que contenga amianto. Para este tipo de situaciones, existen protocolos y recomendaciones específicas.
El protocolo para evitar mayores problemas es bastante sencillo. A continuación, lo detallamos para que sea fácil entender cada una de sus etapas:
Kit básico para obras
Los accidentes ocurren. Por eso, contar con un kit adecuado es esencial. En primer lugar, todo el equipo debe portar los EPI correspondientes, y el uso de mascarillas debe ser obligatorio. Además, se recomienda encarecidamente disponer de lonas plásticas gruesas. Tener los materiales adecuados es el primer paso para enfrentarse a cualquier imprevisto.
Fuente: www.lancelotdigital.com
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