Seis de cada diez españoles desconocen si hay amianto en las instalaciones de su hogar, a pesar de que el 70% conoce este mineral y el 40% es consciente de los riesgos que supone.
Estos son algunos de los principales datos que se desprenden de un estudio social llevado a cabo por la compañía Bristol Myers Squibb sobre el nivel de concienciación de los ciudadanos de nuestro país respecto al amianto y las enfermedades que provoca.
El amianto o asbesto es un mineral empleado en algunos materiales de construcción, como los tejados de uralita, y cuya manipulación prolongada sin el equipo adecuado supone un alto riesgo para la salud.
“El amianto es el principal factor de riesgo para el desarrollo del mesotelioma, un tipo de cáncer que afecta al mesotelio, un tejido que rodea la mayoría de los órganos internos y suele afectar a la zona de los pulmones”, explica Laura Mezquita, oncóloga del Hospital Clínic de Barcelona, quien recuerda que el asbesto “no se debe manipular”, porque “es fácilmente fragmentable y sus fibras pueden ser inhaladas”.
A pesar de que una gran parte de la población conoce el amianto y los riesgos que supone, el 87% de los españoles no saben qué es el mesotelioma. De hecho, el 84,6% de los encuestados no tienen ubicada el área terapéutica de la patología, y afirman que no saben si se trata de una enfermedad infecciosa. Por territorios, Canarias (23,3%) y Murcia (20,6%) son las comunidades con mayor nivel de conocimiento, mientras que en el extremo contrario se encuentran Cantabria (8%) y la Rioja (6,7%).
De acuerdo con los datos del análisis, realizado a partir de 2.006 encuestas a población mayor de 18 años representativa de la sociedad española, el 72% de los participantes perciben el amianto como un material muy perjudicial para la salud. En cuanto al perjuicio que el asbesto puede ocasionar, en una escala de 0 a 10, la puntuación media otorgada por las personas entrevistadas fue de 8,92 puntos, siendo considerado muy negativo para la salud. Solo el 10,2% de los encuestados otorgó una puntuación por debajo del 6. Asimismo, los españoles consideran que las mejores acciones preventivas frente al mesotelioma son evitar el contacto con materiales con amianto (59,8%), no consumir tabaco (42,9%) y practicar ejercicio físico (41,3%).
El amianto es un mineral ampliamente utilizado en muchas edificaciones construidas antes de 2002, año en el que se prohibió su utilización y uso en España. El asbesto está presente en muchas formas; la más conocida es en los tejados de uralita, pero también existe en revestimientos externos, aislamientos para tuberías o cables, así como en multitud de objetos con fibrocementos, como macetas o jardineras. De los ciudadanos que conocen este material, más del 70% afirma saber dónde puede encontrarse.
Recientemente, el Parlamento Europeo ha instado a la Comisión Europea a la creación de una estrategia para la retirada del amianto en todos los países miembros. Entre las propuestas se incluye una relativa al control obligatorio de presencia de amianto en los edificios antes de su venta o alquiler y a la expedición de certificados de amianto. El objetivo de la UE es eliminar todo el amianto para finales de 2032.
Debido a que el amianto está presente en numerosos materiales de edificación, algunos grupos específicos de profesionales, como los trabajadores de la construcción, fontaneros o electricistas, están más expuestos a sus consecuencias negativas. Se ha demostrado que la exposición al asbesto provoca la aparición de diversas enfermedades, entre las que se encuentran las placas pleurales, la fibrosis pleural difusa, el derrame pleural benigno, el síndrome de Blesowski, la asbestosis, el cáncer de pulmón y el mesotelioma. Este último supone una de las consecuencias más graves de la exposición al amianto, y está declarado como enfermedad profesional.
El mesotelioma es un tipo de cáncer de difícil diagnóstico, y la mayoría de los casos suelen descubrirse en estadios avanzados de la enfermedad. De acuerdo con la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), esta patología tiene una incidencia de unos 2,1 casos por cada 100.000 habitantes al año, aunque se espera que la prevalencia de la patología siga creciendo hasta 2030.
Los pacientes con mesotelioma tienen una esperanza de vida promedio de 12 a 21 meses después de recibir el diagnóstico. Los principales síntomas de la enfermedad incluyen dificultad para respirar, dolor en el tórax, pérdida de peso repentina, cansancio, anemia, fiebre, dolor abdominal y obstrucción intestinal. Sin embargo, solo el 3,2% de los ciudadanos participantes en esta encuesta afirman conocer los síntomas de esta enfermedad. De igual manera, solo un 3,7% sabe cuáles son los factores de riesgo asociados a la enfermedad y un 7% considera que puede estar en riesgo de sufrirla.
Fuente: www.saludadiario.es
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