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Cáncer laboral en Colombia

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Cuando Víctor Manuel* fue remitido al especialista porque le diagnosticaron un posible cáncer, pensó en todos los tipos de esta enfermedad: de colon, de hígado, de estómago, de próstata. Igual, todos le producían temor, pero no alcanzó a respirar cuando el médico le dijo: usted tiene cáncer laboral. El diagnóstico clínico era mesotelioma maligno, un cáncer clasificado como enfermedad laboral porque lo sufren únicamente quienes están expuestos al asbesto, material fibroso utilizado en la elaboración de tejas y científicamente comprobado como cancerígeno. Él fue operario en una fábrica de tejas solo cinco años a mitad de los años 80. En esos 1855 días, las partículas de fibra que entraron por sus vías respiratorias, desarrollaron esa inflamación pulmonar que solo dejó ver sus síntomas en 2010, 25 años después. Meses más tarde, y con solo 52 años de edad, murió. El mesotelioma es tan maligno que acabó con la vida de Víctor Manuel en un año o menos. Ese fue uno de los primeros casos de cáncer laboral calificado en Cali y en Colombia gracias a que, justo un año antes, el Ministerio de Salud adoptó esta y otras 41 patologías como enfermedades laborales (decreto 2566 de 2009), según el Consejo Colombiano de Seguridad, CCS, organismo encargado de la auditoría y de certificar a las empresas en seguridad ocupacional. Diego Fernando Flor, médico consultor de riesgos laborales de Willis Colombia Corredores de Seguros, dice que el cáncer ocupacional es nuevo en la medida en que demora hasta 30 o más años en presentarse, "pero el Gobierno está haciendo mucho énfasis para que se califique como enfermedad laboral por cuanto ya están establecidas todas las sustancias que pueden desarrollarla". Ahora el Ministerio busca actualizar la tabla con más enfermedades emergentes derivadas de nuevas actividades laborales. Por ejemplo, la exposición cada vez mayor a las radiaciones emitidas por las nuevas tecnologías, Tics, incorporadas a las empresas, o a la atomización de sustancias usadas en el diseño y producción de elementos de nanotecnología, situaciones que hace 20 años no se consideraban riesgo laboral. Aún está en investigación si esas partículas son aspiradas vía aérea o si penetran por la piel, y qué daños pueden causar en el organismo humano. Renán Alfonso Rojas, presidente del CCS, afirma que hoy en día aparecen con una prevalencia muy fuerte los trastornos músculo−esquelético, TME, como las lesiones de columna vertebral, las afectaciones en articulaciones (hombro, codo, mano). Estas son derivadas de las malas posiciones en el puesto de trabajo, el exceso de horas sentado frente al escritorio o conectados a las nuevas tecnologías o por el levantamiento de cargas pesadas o labores de movimientos repetitivos o con vibración. Los call center, una nueva actividad cuya fuerza laboral, según la Asociación Colombiana de Call Center, creció un 30 %, sería una causa del aumento de dolores musculares y de columna. "Los trabajadores no tenemos muy buena definición de cómo sentarnos correctamente o la forma ergonómica de asumir una posición de trabajo y con la carga y los turnos de trabajo, hay mucho daño músculo−esquelético", dice Rojas. Otras patologías que van en alza son las de riesgo sicosocial o sicolaboral. El médico laboral Diego Fernando Flor, confirma que los últimos indicadores muestran un aumento (43 %) de las patologías siquiátricas, derivadas o asociadas al estrés laboral, que no es enfermedad en sí misma, sino que causa otras. Por ejemplo, se somatiza en hipertensión arterial, colon irritable, gastritis, infarto y desórdenes mental o sicológico como trastornos de ansiedad o depresivos. Este aumento se debe a la alta carga laboral que se maneja hoy por la inclusión de las nuevas tecnologías. "Las personas están conectadas con el trabajo casi las 24 horas del día. Cuando no existían las Tics, la persona se desconectaba, hoy ya no es posible y eso genera una carga de estrés laboral y sicológico", opina Rojas. Entre esas enfermedades invisibles, que no las revela una radiografía ni un examen de sangre y solo se sienten en el estado mental, anímico, emocional, sicológico, están las causadas por el ambiente organizacional. Se manifiestan en actitudes como el deseo de no ir a trabajar, no poder concentrarse, no lograr conciliar el sueño, estar siempre nervioso e incluso, llorar sin razón y termina en ausentismo laboral. Sin embargo, la sicóloga Gloria Patricia Porras, dice que en su experiencia como calificadora de puestos de trabajo, solo estudia un promedio de 12 a 14 casos de estos al año. "La cifra máxima llegaría a 20 casos", dice. Esta especialista en gerencia en salud admite que es difícil que se reporten, y más que se califiquen como enfermedades del trabajo, porque difícilmente el estudio arroja un 100 % de que el origen sea laboral. "Muchas veces las personas tienen dificultades externas al trabajo, de origen familiar, que se manifiestan en el desempeño de su actividad", dice ella. De ahí que cree que menos del 50 % de los casos analizados son calificados como de origen laboral y solo sucede cuando haya aspectos que hacen sentir mal al trabajador, ya sea por la organización del trabajo, las jornadas excesivas o turnos. "Generalmente ocurre por estilos de liderazgo equívocos, como un jefe intransigente o irrespetuoso, que no apoya las decisiones del trabajador o no le da buenas orientaciones", sostiene la sicóloga. "También hay casos de maltrato en los que son explosivos o no saben comunicar sus ideas", añade. Males nuevos son la hipersensibilidad múltiple o intolerancia al menos a siete sustancias, que van desde el humo hasta agentes químicos. Mal que ya no es tan exótico considerando que en la industria mundial se utilizan más de 86.439.142 sustancias químicas. De estas, en Colombia hay autorizadas 726 para uso industrial en 14 de los 63 sectores de la economía. Lo cual no significa que hayan desaparecido otros riesgos. Por ejemplo, 661 trabajadores, en su mayoría en edades productivas, sufrieron una intoxicación aguda solo en 2013, según el Centro de Información de Seguridad de Productos Químicos, Cisproquim. Otros factores que cambian la tabla de enfermedad ocupacional es la inclusión del género femenino en nuevas tareas, como la construcción, el aumento del trabajo informal, y los avances en la industria y la manufactura, donde se operan nuevas máquinas. Un fenómeno nuevo son las enfermedades emocionales y sicológicas derivadas de otra lesión laboral. Por ejemplo, en quienes padecen túnel del carpo como secretarias, digitadores y personal de oficina y que sigue siendo la primera causa de enfermedad laboral en Colombia. O que sufren epicondilitis o inflamación del codo en conductores y en quienes están expuestos a calor y frío como empleados de restaurantes y panaderías; o daño del manguito rotador y las tendinitis en operarios de máquinas con movimientos repetitivos o de vibración. Un túnel del carpo severo, donde el paciente pierde la capacidad de simple agarre con la mano −movimiento llamado pinza−, lo hace sentir inútil, incapaz. O quien sufra lesión de columna o craneoencefálica y queda con secuelas de minusvalía, discapacidad o ineficiencia, con el paso del tiempo repercute en su estado sicológico. Así lo expone la abogada Aleyda Patricia Chacón, quien señala que, infortunadamente, "las ARL son muy dadas a desconocer las enfermedades emocionales que son consecuencia de un accidente de trabajo o de otra enfermedad laboral". "Atiendo a personas que andan con muletas, con bastón, en silla de ruedas, cuya vida no volvió a ser igual porque ya no pueden ir a jugar fútbol o a bailar o ni siquiera ir por sí mismos al baño, pero ni así las aseguradoras las califican como enfermedad ocupacional", dice la abogada especializada en este tipo de reclamaciones. Igualmente, señala que las mujeres son una población doblemente afectada, pues "cuando una paciente está entre los 40 y los 50 años, las ARL tienden a relacionar la causa del túnel del carpo con la menopausia, para no calificarla como enfermedad laboral. Igual sucede cuando la trabajadora ha tenido antecedentes de tiroides o prolactina alta", dice la abogada Chacón. El doctor Flor coincide en que "las ARL nunca aceptan los diagnósticos de inmediato, siempre los objetan o manifiestan inconformidad, los casos terminan pasando a junta regional o junta nacional y así terminan un año después de que uno los ha calificado". Así está el Valle del Cauca A junio de 2013 se registraron en Colombia 10.246 enfermedades laborales calificadas, lo cual representa un aumento del 6,52 % con respecto a 2012. Colombia tiene 607.962 empresas, con 8.269.954 de trabajadores afiliados al sistema de riesgos laborales. En 2013 se presentaron 542.406 accidentes laborales, 10.189 enfermedades laborales y 753 muertes en el trabajo. Valle es el tercero en número de trabajadores afiliados al sistema de riesgos laborales, después de Bogotá y Antioquia, con 918.816 personas, a través de 49.368 empresas. Es el tercero en accidentes laborales calificados, con 65.362, después de Bogotá y Antioquia. Valle ocupa el segundo lugar en enfermedades laborales calificadas después de Bogotá, con 1209. Valle es cuarto en muertes laborales después de Antioquia, Bogotá y Santander con 59 decesos certificados. Patologías causadas por estrés laboral Trabajos con sobrecarga cuantitativa con relación al tiempo para ejecutarlo, o repetitivo combinado con sobrecarga de trabajo. Trabajos con técnicas de producción en masa, monótono o combinados con ritmo o control impuesto por la máquina. Trabajos por turnos, nocturno, con estresantes físicos con efectos sicoso− ciales, que produzcan ansiedad y depresión, infarto del miocardio y otras urgencias cardiovasculares, hipertensión arterial, enfermedad acidopéptica severa o colon irritable. Fuente: www.entornointeligente.com http://www.entornointeligente.com/articulo/2778724/Las-enfermedades-laborales-un-dolor-de-cabeza-para-los-trabajadores-

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