En los pacientes con mesotelioma generalmente no se demuestran los síntomas de esta enfermedad hasta pasados 20 o 50 años desde que estuvieron inicialmente expuestos al amianto. Las fibras que se alojan en la membrana que rodea a los órganos internos, el mesotelio, normalmente están presentes durante muchas décadas hasta que se desarrolla el cáncer. Estas fibras se van acumulando gradualmente hasta cicatrizarse, lo que lleva a una inflamación y posteriormente al cáncer. Aunque la mayoría de las fibras han llegado al organismo a través de la inhalación, el material también puede haber sido introducido a través de la ingesta. Inicialmente los síntomas son leves y pueden pasar desapercibidos para el enfermo pues no son alarmantes. Sin embargo, conforme el cáncer se esparce, estos síntomas comienzan a ser más severos y debilitantes.